Hace años cuando comenzaba a trabajar para una empresa israelita, llevaba una semana en el puesto, fuí a cenar con uno de sus líderes que estaba de visita en la ciudad. Él me preguntó qué debía proporcionarme la empresa para poder lograr mis objetivos.

Después de enumerar una lista de necesidades se me ocurrió decir que la empresa también debía proveerme con la motivación para lograr mis metas. Se hizo un silencio incómodo y mirándome fijamente me dijo: 

-”La motivación es algo que debes aportar tú mismo”.

Mi posición era una posición comercial, en la que estar motivado cobraba especial relevancia. Escuchar aquella respuesta me hizo sentir como un escalofrío recorría toda mi espalda. Me quedé reflexionando por un buen rato, sentía emociones encontradas. 

Pensando sobre ello con la perspectiva de los años y otras muchas experiencias profesionales a mis espaldas, creo que él tenía razón. La motivación surge de cada individuo, es algo personal. No a todo el mundo le motivan las mismas cuestiones en el ámbito profesional. Muchos buscan reconocimiento, un cargo, recompensa económica, etc otros tener un equilibrio entre vida y trabajo, vacaciones, sentimiento de propósito, etc. 

Estos motivadores (“drivers” en inglés) pueden ser distintos a lo largo de nuestra vida, evolucionan tanto como nuestras necesidades, a la vez que nosotros lo hacemos como individuos. 

Es nuestra responsabilidad como profesionales, expresar cuáles son más importantes para nosotros y negociarlos, en la medida de nuestras posibilidades, para construir un entorno propicio de trabajo. 

Hay algo que es importante puntualizar sobre la anécdota que acabo de compartir. Si bien, la mayor parte de la motivación debe surgir del individuo, la empresa solo puede procurar incentivos externos. Los cuales son importantes pero no tan profundos como los internos del individuo.

La compañía debe velar por crear el ambiente propicio para fomentar la motivación y sobre todo evitar los factores contrarios, los desmotivadores. Éstos últimos son en la mayoría de los casos los que provocan resistencia y la necesidad, para los empleados, de buscar nuevos rumbos. 

Comparto una breve lista de aquellos que he identificado de uno y otro lado:

MotivadoresDesmotivadores
Reconocimiento
Desarrollo / Aprendizaje
La naturaleza del trabajo
Responsabilidad
Sensación de Logro
Crecimiento / Plan de Carrera
Calidad de liderazgo
Retribución justa
Relaciones 
Condiciones de trabajo
Estado de Seguridad
Políticas corporativas / Burocracia

Una creencia muy extendida es que la parte económica es la más importante. Puede serlo en situaciones en las que cubre una necesidad básica no satisfecha. En el resto de los casos, dónde no hay necesidad o precariedad, transcurridos dos meses deja de ser un verdadero motivador. 

Por el contrario, percibir que no estamos siendo retribuidos de forma justa es un gran desmotivador. En un curioso experimento llevado a cabo con monos, en el que se retribuye a dos capuchinos de forma distinta por desarrollar el mismo trabajo se ve la reacción de uno de ellos al sentir desigualdad “salarial”.

El reconocimiento es un incentivo a más largo plazo. Dan Ariely, en una de sus Ted Talks titulada “¿Qué nos hace sentir bien sobre nuestro trabajo?“ Hizo un experimento para demostrar que una tarea sin sentido pierde el atractivo más allá de la recompensa económica. La forma de dotar a la actividad con sentido era un simple reconocimiento al trabajo realizado, lo que aportaba el doble de compromiso en la realización y repetición de la tarea para los participantes. 

Conclusión

En última instancia debemos buscar nuestras propias motivaciones, nuestro propósito por el que hacemos lo que hacemos. Él será quien nos ayude a continuar ante las dificultades. 

Los factores externos tienen su influencia pero si estamos bien enraizados en nuestras convicciones para continuar motivados, no tendrán un efecto demoledor. 

Obviamente, siempre debemos buscar y contribuir para qué las condiciones sean las mejores posibles. Pero lo más importante es descubrir el motivo por el que decidimos hacer algo y asumir el compromiso. La siguiente cita, resume la importancia del diálogo interior por el que acordamos descubrir los medios para llevar a cabo algo con lo que nos sentimos comprometidos. 

“Quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo.”

Friedrich Nietzsche

¿Más información sobre cómo trabajar en nuestra actitud para estar motivado/a? Puedes leer este artículo para inspirarte sobre cómo hacerlo.

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